dimecres, 14 de maig del 2008

Va de fotos...

Ultimamente me he visto particularmente interesada en la fotografía. Como las palabras, en este caso, no harán otra cosa a parte de molestar, os presento a Chema Mádoz, un fotógrafo original, que hace de la sencillez y cotideaneidad todo un arte... ¡A disfrutarlo!

Un poco más sobre la sátira...


JORNADAS DE PERIODISMO CULTURAL Y HUMANIDADES

¿Es el arte amoral? Los límites de la creatividad

El pasado miércoles 7 de mayo comenzaron las jornadas de periodismo cultural y humanidades en la Universidad Autónoma de Barcelona. Tras la presentación de las jornadas, la primera charla empezó a eso de las 12.30 en la Sala de Graus de la facultad de Comunicación.

Más alumnos de humanidades que de periodismo, todo hay que comentarlo, escucharon atentos las dos horas en que los invitados expusieron sus ideas sobre el arte.


Hernán Migoya, director, escritor y autor de cómics y Eloy Fernández Porta, escritor y profesor de Humanidades en la UPF, dedicaron su charla a la sátira, el género donde la moralidad o inmoralidad del arte juega un papel principal e, incluso, peligroso. Peligroso porque, como comentó Hernán en su intervención, la censura está aún hoy a la orden del día. Una charla interesante porque los dos invitados hicieron ponencias diferentes que se complementaron bastante bien.

Hernán estrenó la charla, moderada por David Barba (profesor de Periodismo Cultural y Humanidades en la UAB), exponiendo cómo él entendía el arte: ‘El arte debería ser amoral, porque la moral es coyuntural’. Y especificó que debía ser amoral en el sentido de no dejarse influir por unas normas cambiantes, que son las que conforman la moral humana.

Al encontrarse de nuevo en su universidad, varios años después de finalizar sus estudios, trató de hacer una comparación entre la moralidad del arte y la objetividad periodística, concluyendo que ambas eran la ‘tendencia’, pero ‘imposibles’; hay que ser consciente de la subjetividad que hay en cada uno de nosotros.

A pesar de que dijo que no quería hablar de ‘su caso’, pues fue víctima de censura con un trabajo suyo, sí que hizo comentarios a lo largo de su intervención sobre el tema, dejando caer que se convirtió en un escándalo político en el que se utilizó la moral como arma arrojadiza.

Basó sus explicaciones en casos concretos: habló del secuestro del ejemplar de ‘El Jueves’, donde se caricaturizaba a los príncipes de España en posición de coito, mientras hacían un chiste sexual. Analizó la opinión que se dio en los diversos periódicos, y las diferentes ‘justificaciones’ que se dio a la censura. Nos sorprendió al comentar que en periódicos de izquierda y derecha se llegó a la misma conclusión, y se condenó por lo mismo la portada de la revista. Pasó a las implicaciones políticas y sociales del hecho en cuestión. Lo relacionó con el poder, con la represión.

Eloy Fernández, por el contrario, expuso toda una teoría de la Sátira basada en la comparación de dos artistas, exponentes de la misma: el poeta satírico latino Persio, y una ilustración de Efrén Álvarez que, tras el escándalo de la portada de ‘El jueves’, hizo un dibujo de la princesa Letizia, siendo penetrada desde diversos frentes: el monárquico (encarnado por el príncipe), el civil y el de los medios de comunicación. Eloy va avanzando en el tema de la sátira a medida que va explicando el significado de una cita de Persio, y lo combina con el dibujo de Efrén, complementando así lo expuesto por su compañero de charla, Hernán.

En esta segunda parte de la ponencia se analiza profundamente el género protagonista, la sátira, explorando su evolución en diferentes variantes, más o menos ‘pasadas’; complementando con muchos ejemplos de artistas satíricos, tanto clásicos (Horatio) como actuales (Los Simpson, Padre de Familia) y, ante todo, define el espacio en el que la sátira se desarrolla con más prolíficamente: el ‘underground’ o subterráneo, un espacio oscuro y marginal, donde se requiere (más que en cualquier otro género) una complicidad particular con el lector.

En resumen, una charla amena, interesante, con más participación de la audiencia de la que normalmente se espera en actos de este tipo; con múltiples preguntas formuladas, principalmente, en torno a la censura y la libertad de expresión. Una experiencia aconsejable para discutir sobre los límites del arte, y debatir si debería haberlos o no.